"La salud es lo primero". La salud es muy importante y lo que creemos sobre ella afecta de forma definitiva a como nos sentimos en el ámbito de la salud. Por eso nuestro sistema de creencias es determinante.
Quiero dedicar este artículo no a la incidencia que las creencias tienen sobre la salud sino a cómo actúan las creencias sobre las personas a la hora de afrontar la salud,
Nuestras creencias sobre la salud
Cada día más, y como consecuencia de la incidencia de la educación, de los medios de comunicación y de la influencia del sistema sanitario en nuestras vidas, es decir, lo que te dice el médico, nuestra sociedad está evolucionando a un sistema de creencias en el que la visión de la salud es algo así como esto:
- El ser humano es un cuerpo sólo físico-químico-tangible-material-cartesiano
- El cuerpo humano es una máquina
- Esta máquina se estropea por razones de desgaste, edad, avería o fatalidad (motivos desconocidos)
- Esta máquina sólo puede ser reparada por el médico
- El médico es santo y todopoderoso
- Ante cualquier síntoma o signo es obligatorio ir al médico lo antes posible
- Ir al medico es prevenir
- Preocuparse por la salud es prevenir
- El medico te ordena (manda) los tratamientos
- Es normal tomar venenos para curarse
- Es normal pinchar, cortar, rajar, extirpar, irradiar, quemar, congelar, envenenar, etc. cualquier parte del cuerpo si lo dice o hace el médico.
- La medicina es ciencia
- La ciencia es la verdad
- Todo lo que no es medicina es superstición y brujería
-
- Y así hasta el infinito...
Pues bien, todo este sistema de creencias, que seguramente usted tendrá inculcado en su cabeza, es mucho más que cuestionable, en todos y cada uno de sus puntos. Es un "sistema de creencias a medida" creado en su totalidad por la industria que se beneficia de ello. ¿Cual? La misma que da y actualiza la formación a los médicos.
Hasta aquí, y sin dar una opinión, es algo a los que ya estamos acostumbrados. La industria manipula a través de sus canales de información, como puede ser la publicidad y otros, la opinión y la creencia de los ciudadanos con el fin de llevarlos a un patrón de conducta que modifique sus hábitos de compra. Lo hacen todas las industrias y para eso está por ejemplo la publicidad.
Hoy en día es fácil que alguien nos diga que tal o cual alimento es bueno porque tiene leche. Se ha implantado en la mente de toda la sociedad que la leche es buena. Y tal vez lo sea para los lactantes, pero no necesariamente para los adultos. Y como este ejemplo, hay cientos de miles de manipulaciones que tardaríamos años en librarnos de ellas.
El grave peligro de lo natural o lo inocuo
Con todo ello, hay que recordar que nuestras creencias se van insertando cada vez más profundo en nuestra mente hasta tal punto de que en caso que alguien las quiera poner en tela de juicios, rápidamente daremos cuenta de ello con argumentos bien intencionados que suelen ampararse con "lo dicen lo médicos", "lo han dicho en la tele", "lo sabe todo el mundo", "y no hay más", etc.
Por eso decir algo que vaya contra todo ese sistema de creencias es atentar contra el sistema, la sociedad, y personalmente contra los que escuchen tu mensaje. Parece que les quieras agredir por informarles. Eso que dices pone en peligro su mundo, su base, su sustento donde agarrarse y afianzarse para tener una seguridad. Lo que yo creo es la verdad.
Por eso ha llegado el punto, y desde hace muchos años que existen paladines, defensores a ultranza, abanderados de todo lo que sea oficial y creencia publica, especialmente en todo lo que se refiere a la salud o incluso a la "ciencia médica".
Estos paladines han llegado a conseguir que en la Universidad de Barcelona se cierre un Máster de Homeopatía que llevaba muchos años realizándose en dicha universidad que que siempre había tenido un reconocimiento internacional. El argumento que han esgrimido es que no es científico.
Y es curiosa la manía que le tienen estos paladines a la homeopatía, solo por el hecho de que las concentraciones de productos químicos son muy bajas y por tanto no pueden producir efectos terapéuticos. Estos negacionistas de todo lo que no sea oficial sostienen la creencia de que "Si no mata no cura". Si, vuélvalo a leer: "si no mata no cura".
Y pare demostrar que lo que dicen es cierto, se organizó un suicidio colectivo de 100 personas las cuales ingirieron un producto homeopático en elevadas cantidades. El resultado es que no murió nadie. Nadie ni tan siquiera tuvo molestias. Para ellos la conclusión es más que evidente: "la homeopatía es una farsa y hay que erradicarla de la faz de la tierra".
Y como la homeopatía, que no la he probado nunca, cualquier otro tipo de terapia fisiológica, energética, psicológica que no coincida con la indudable verdad de la farmacología y la cirugía. O sea, que si no hace daño es mala y si hace daño es buena. Hay que atacar lo que no hace daño y promover todo aquello que mate. Esta lógica absurda está moviendo a mucha a clamar en contra de las terapias naturales o alternativas. Son inocuas en general.
Por tanto se considera que si una persona no usa un tratamiento médico es una negligente que está poniendo en riesgo su vida por no hacer lo que el médico le ha dicho que haga, médico al cual se lo han dicho las empresas farmacéuticas, las que fabrican el tratamiento, que por otro lado es venenoso y aunque en inicio no te mata, ya sabemos por el prospecto los múltiples perjuicios que produce.
Las creencias superan la inteligencia
Y con esto no quiero decir que las personas que atacan a las terapias naturales y defienden a capa y espada la medicina convencional alopática sean tontas o necias, sino que son víctimas de sus propias creencias, y se lo hacen ser también a otras personas porque su vehemencia influye y mucho en las opiniones y creencias de los demás.
Por eso desde aquí hago un llamamiento a todas aquellas personas para que cuestionen todo lo que creen saber, y que dan por verdad absoluta, con respecto a la salud. No se trata de que todo el mundo ahora deje de ir al médico, sino que se cuestionen cuanto beneficio me va a dar un tratamiento, sea médico o alternativo y si ese beneficio compensa el perjuicio que puedo obtener.
Nadie tiene la verdad absoluta ya que todo cambia, y con ello cambia el conocimiento, cambia el fantasma de los tiempos, los paradigmas, las creencias a nivel social, lo que está bien, lo que está mal, cambia hasta los presidentes de gobierno aunque nunca parezca que cambie la política. Todo cambia y está en permanente movimiento y por eso es todo momento tenemos que preguntarnos cuando nos clavan una aguja o bisturí: ¿Estoy haciendo lo que realmente quiero hacer?
Cambia tus creencias sobre la salud y tu salud cambiará.
Centro Magna
Miguel Alarcón
Hipnoterapeuta