...la ansiedad puede tener orígenes muy diversos y la causa que la produce puede ser conocida o no.
El trastorno de ansiedad II
Como ya comenté en el post anterior, la ansiedad puede tener orígenes muy diversos y la causa que la produce puede ser conocida o no. En cualquier caso, el factor común en todo proceso de ansiedad, es lo que en psicología se conoce como “distorsiones cognitivas” y que en el coaching se puede representar como las “creencias limitantes”.
Estas creencias limitantes o distorsiones de la cognición son tan solo el filtro con el que analizamos las circunstancias que se nos presentan en la vida. Son los modos con los que afrontamos nuestra realidad y la interpretación de los hechos que realizamos. Por así decirlo, son la regla con la que medimos los hechos.
Como puedes comprender, la medida de la regla, o su forma o su efectividad y realismo van a condicionar en buena manera su resultado, de tal modo que según la regla que cada uno utilicemos la interpretación de los acontecimientos de la vida se va a poder representar de una manera u otra.
Esta es la razón por la que cuando ocurre un acontecimiento que es observado por muchas personas, véase un acto delictivo o un accidente, cada uno de los entrevistados va a dar una versión diferente de los hechos según su análisis particular y subjetivo, puesto que cada una de las personas dispone de una o más reglas particulares con la que medir.
Por esta razón, todas esas reglas, o creencias, deben ser cuestionadas permanentemente, con el fin de establecer la veracidad o realismo de su capacidad interpretativa y de las consecuencias de su utilización que se pueden derivar.
Pongamos un ejemplo:
“YO CREO QUE SOY UN MAL ESTUDIANTE Y QUE SE ME OLVIDA LO QUE ESTUDIO” – Yo soy Juan, tengo 15 años y estudio la ESO. Un mal día saqué un 4 en un examen y cuando se lo comenté a mi tío Andrés me dijo que yo no sirvo para estudiar.
En el caso de Juan, existe esa creencia de su incapacidad para estudiar, de sus limitaciones, sin que haya existido una comprobación profesional de sus verdaderas capacidades, inteligencia, entrega, motivación…etc. Tan solo una vez le dijeron que no servía para estudiar.
De esta manera, cuando llega la época de exámenes, Juan se va poniendo cada vez más nervioso, y se vuelve más introvertido y más serio. Sabe que tiene la obligación de aprobar pero no puede porque “no sirve”. Cuando se pone a estudiar se aburre y se distrae con todo. ¿Para qué va a estudiar si va a suspender? Él, “no sirve”.
Y se va encontrando que el tiempo pasa y no estudia nada, piensa en sus padres y en lo que dirán, en sus compañeros, en el profesor, en su tío y todo ello le va generando más estrés. La falta de estudio provoca que sus notas bajen de forma radical e incluso que pueda suspender asignaturas lo que supone una confirmación de que “no sirve”, lo que le crea un gran estrés.
Juan no analiza su trayectoria anterior, solo que esta evaluación ha tenido unas notas bajísimas. Todo tiene una explicación que se basa en la regla que él tan bien conoce y que es una verdad confirmada: “yo no sirvo para estudiar”. Y todo ello le crea más estrés, que a la larga se va transformando en ansiedad, lo que le hace sufrir y estresarse más.
Un estudiante estresado solo piensa en lo que le estresa. En este caso es su fracaso estudiantil, ahora ya cantado y que pronto se va a anunciar a bombo y platillo en toda la escuela, haciendo que todo ello atraiga su atención evitando que se pueda concentrar en lo que debe, estudiar.
Es más, para compensar esa falta de atención Juan puede empezar a buscar distracciones como los videojuegos, la TV, los amigos, la novias, las gamberradas, las sustancias que te permiten evadir la realidad…etc. Pero como todo ello puede ir en su contra también se estresa más y la cara de preocupación de sus padres es la sentencia que confirma la auténtica realidad: “He fracasado, mi vida está perdida, yo no sirvo”
Y así, con una simple observación absurda y carente de realidad, una persona hunde su vida porque acepta como válida, una regla, una creencia, un patrón cognitivo absolutamente negativo, incierto, perjudicial y que carece de todo fundamento. Tan solo por no cuestionar la validez de aquello que te duele, que daña tu corazón, tus sentimientos y que te baja la autoestima. No nos han enseñado a cuestionar sino a asimilar porque sí.
¿En qué parte del proceso crees que se ha equivocado el joven Juan?
Si no resuelve este asunto, ¿Cómo será su vida cuando tenga 40 años? ¿Y 60?
Seguiremos hablando de la ansiedad.